martes, 26 de octubre de 2010

Carta de un funcionario a Isak Andic (MANGO)

de Miguel Angel Gonzalez Cabezuelo
Funcionario del Ministerio del Interior

En los tiempos que corren parece que todo aquel que tiene un trabajo fijo y goza de una serie de derechos laborales es el culpable de la crisis, su bienestar es sospechoso. Desde siempre éste ha sido un país de envidiosos. Ayer fue la última, en la que el presidente del instituto de la Empresa Familiar (IEF), Isak Andic, a la sazón dueño de la empresa textil “Mango”, proponía que los funcionarios pudiéramos ser despedidos y que nuestro sueldo fuera variable.

La palabra que se le quedó en el tintero a este señor en su propuesta fue OPOSICIÓN. En mi caso, con una licenciatura y dos másteres, tuve que optar por huir de la empresa privada, que me impedía tan siquiera poder ser padre debido a los horarios que padecía, arriesgarlo todo, y ponerme a opositar. Pasé casi dos años estudiando una media de 10 horas diarias, robando horas al sueño,  compatibilizando con el cuidado de mis hijos y teniendo que realizar trabajos de subsistencia para llegar a fin de mes. Aún así me salió bien, cuando cobré mi primer sueldo del Ministerio, después de haber sido uno de los mejores de los diecisiete mil candidatos que aquel año optaban a mi plaza, me quedaban 61 euros en la cuenta, dos hijos, una hipoteca y un coche de 12 años que aún conservo porque no me puedo permitir otro. Hoy trabajo en un entorno exigente y responsable, rodeado de otros empleados públicos que en la medida de sus posibilidades realizan en su mayoría un trabajo encomiable. Porque no se olvide que un Estado necesita de continuidad para funcionar  y no puede estar sometido en toda su infraestructura a la variabilidad que usted propone ni a los caprichos de los gobernantes que llegan cada cuatro años. ¿Qué hay empleados públicos ineficientes y pasotas? Desde luego, pero dígame usted en qué sector no ocurre eso. Para eso hay un régimen disciplinario que a mí me parece bien que se aplique a rajatabla con aquellos que no cumplan y que den mala fama a este colectivo.

Parece que hay que pedir perdón por tener una remuneración y puesto estable, por poder tener flexibilidad horaria para conciliar nuestra vida familiar y laboral, por poder disponer de vacaciones sin tenernos que enfrentar a las malas caras de nuestros jefes. Pero esos, Sr. Andic, no son privilegios, son derechos laborales. Parecen privilegios porque son tan inusuales en las empresas que ustedes dirigen que hasta la población ha olvidado que eso era lo deseable y normal, que en vez de apoyar medidas impresentables como la que usted propone, debería quizás iniciar una lucha decidida por también exigirlos a la iniciativa privada.

Parece mentira que se reclame eficiencia desde un foro de empresas familiares, donde el nepotismo y la ocupación de cargos directivos y no directivos por el único mérito de la consanguinidad son la norma.

El problema auténtico es que en las empresas privadas no hay inspección laboral suficiente, por no hablar de la fiscal, y que sus negocios de puertas para adentro son auténticos cortijos donde ustedes actúan con total impunidad como auténticos señores feudales. Y puestos a preguntar, concretamente en el caso de su sector textil, me gustaría saber cuánto les pagan ustedes a las empresas de donde se proveen y que se ubican en países subdesarrollados, si utilizan mano de obra infantil y cuánto contaminan y contribuyen al calentamiento global en sus procesos. También me gustaría saber  qué uso hacen de subvenciones y préstamos ICO que proveen de ese sector público que usted tanto critica.

Me gustaría que me explicara por qué la venta de los coches y casas de lujo son uno de los únicos sectores en que se siguen incrementando las ventas desde la crisis. Vaya a su garaje o mire donde usted vive, quizás esté ahí parte de la explicación. Porque ustedes han utilizado esta crisis para medrar, para pagar menos y hacer trabajar más, para “sanear” y purgar todo lo que en tiempos de bonanza no les dejaban.

¡Y resulta que los funcionarios somos la causa!, nos bajan el sueldo, nos linchan ante los medios…, en fin. Mientras que banqueros y empresarios que se dejaron manejar durante años con avaricia especulativa y gobernantes que decidieron mirar para  otro lado  mientras la crisis se fraguaba no deben pagar por sus tropelías.

En el Medievo, cuando había una peste, se quemaba a una bruja en medio de la plaza del pueblo y con eso se intentaba aplacar a la mala fortuna. Eso es lo que pretenden hacer ustedes con nosotros, aplacar a una turba de ciudadanos insatisfechos porque ustedes los han puesto a trabajar en lo que no les gusta para pagar cosas no necesitan.

Ya que mi patrón, el Estado, y mis representantes, los sindicatos, no me defienden, lo hago yo como ciudadano desde esta tribuna, desde el total desprecio a su propuesta, que me consta que está más basada en torticeras intenciones de distracción y que en su caso no se puede alegar ignorancia para haberlas vertido a la opinión pública.

Animo a todos aquellos que nos critican que fundamenten sus argumentos y a que opositen si les parece que lo nuestro es tan grande bicoca. Que pasen varios años estudiando delante de un flexo y sin cobrar un duro. Les reto a que lo hagan.
No nos engañen, ustedes lo que proponen no es por la crisis, sino aprovechando la crisis.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Apreciado blogger, voy a aprovechar este gran post para linkarlo en mi blog. De hecho me va de perlas para ilustrar un post que estoy haciendo.

Fué un placer pasar por aquí. Salud!!