"Lo que han hecho estos sindicalistas es, en un acto de
desobediencia civil, mostrar la situación dramática en la que se encuentran más
de un millón de familias españolas que viven en situaciones miserables (que
creíamos habían ya desaparecido en España), resultado de unas políticas públicas
frente a las cuales la única actitud de decencia democrática es la de rebelarse
frente ellas. Hay que agradecer a tales sindicalistas que, con tal acto, la
sociedad española se concienciara del impacto que tales políticas están teniendo
en nuestro país."
Por Vicenç Navarro
La situación en EEUU
Uno de los documentales que ha
tenido mayor impacto en los últimos tiempos no solo en EEUU sino también en
Europa, incluyendo España ha sido Inside Job en el que su director
Charles H. Ferguson analizó el entramado de banqueros, académicos y políticos
que causaron la mayor crisis financiera que haya existido desde principios del
siglo XX en EEUU. Fue uno de los documentales más premiados y más comentados en
los últimos años. Y ha estimulado que se estén haciendo varios documentales
parecidos en varios países. Soy consciente de que, al menos en España, se están
haciendo un par de documentales sobre la crisis financiera española, sus
orígenes y sus consecuencias, siguiendo un formato semejante a Inside
Job.
Charles H. Ferguson acaba de
publicar un libro, Predator Nation: Corporate Criminals, Political
Corruption and the Hijacking of America, en el que se extiende con gran
detalle sobre la criminalidad presente en las prácticas financieras, mostrando
como una elite bancaria controla hoy en EEUU tanto el poder político como el
mediático, señalando que esto no podría haber ocurrido sin la complicidad de
políticos (que cambiaron las leyes para facilitar el desarrollo de tales
actividades criminales y, más tarde, aprobaron las ayudas públicas a la banca) y
de académicos que utilizaron su prestigio para promocionar tales intereses. El
libro está muy bien documentado y señala el nivel de control que la elite
financiera ejerce sobre la vida económica y política de EEUU.
Y también muestra las escasas
voces críticas dentro del Estado, así como dentro del mundo académico, que
denunciaron lo que estaba ocurriendo sin que nadie les hiciera caso. Una de
ellas fue, paradójicamente, un economista del Fondo Monetario Internacional,
Raghuram Rajan, que alertó de la crisis al gobierno federal, lo que creó un gran
enfado a Lawrence Summers, quien había sido el arquitecto de la eliminación de
la Ley Glass-Steagall Act (durante el gobierno Clinton), una de las causas de la
crisis. Summers se benefició enormemente de la eliminación de tal ley, pues le
permitió promover los hedge funds (ganando millones de euros en ello). Y lo que
es más sorprendente es que el Presidente Obama le nombrara miembro prominente de
su equipo. Charles Ferguson concluye que lo que es más indignante es que nadie
(repito, nadie) ha acabado en los tribunales.
La situación en
España
Una situación semejante ha
ocurrido en España donde el comportamiento altamente especulativo de la banca y
su maridaje con la industria inmobiliaria creó la mayor crisis financiera y
económica que España haya sufrido en los últimos cincuenta años. Y, como en
EEUU, tales comportamientos fueron facilitados por los sucesivos gobiernos,
tanto centrales como autonómicos y locales, con el apoyo y promoción de los
medios de mayor difusión y centros económicos (muchos de ellos de base
académica) que aplaudieron las medidas que condujeron directamente a la crisis,
una crisis que era fácil de detectar (ver mi artículo “La crisis era
predecible” y que todos aquellos establishments financieros, políticos,
mediáticos y académicos –imbuidos todos ellos del dogma neoliberal- fueron
incapaces de prever. Y una vez la crisis se inició, tales establishments –que
continúan imbuidos en tal dogma- continuaron apoyando recetas que muy pocos
denunciamos y que ahora se han visto ineficaces, dañinas y suicidas
económicamente. Una de tales recetas ha sido la de recortar el gasto público a
fin de disminuir el déficit público y así recuperar “la famosa confianza de los
mercados”, confianza que no existe y tampoco se la espera. Antes al contrario,
la prima de riesgo española continúa subiendo cada vez que se anuncian nuevos
recortes.
He subrayado en varios
artículos que el mantenimiento de tal dogma no puede atribuirse solo a la
incompetencia de los gobernantes (aun cuando es obvio que tal incompetencia ha
existido y continúa existiendo en los equipos económicos de los sucesivos
gobiernos españoles habiendo alcanzado su máxima expresión en los equipos
actuales del gobierno español) sino a los intereses que tal dogma está
sirviendo. Este servicio a tales intereses puede o no ser consciente o deseado
pero lo cierto es que la aplicación de tales políticas beneficia a estos grupos
y estamentos sociales, cuyo listado he detallado en otro artículo (y que
incluyen la banca tanto extranjera como española así como la gran patronal) (ver
mi artículo “El Sr. Draghi, el euro, el BCE y el Bundesbank,
Pero si un documental como
Inside Job se hiciera en España la conclusión sería la misma. Ninguna
de las figuras de tales establishments, repito, ninguno ha terminado en los
tribunales. En realidad, la mayoría de responsables de la crisis continúan ahora
llevando a cabo y/o proponiendo las políticas de austeridad que están empeorando
la situación financiera y económica española. Hay una continuidad en España
entre los que crearon la crisis y los que están dirigiendo la respuesta de cómo
salir de ella. Y, cómo no, las mismas voces (tanto en los medios como en
academia) que estaban proponiendo la desregulación de los mercados financieros y
laborales están ahora proponiendo las políticas de austeridad. Es un indicador
de la intensidad del dogma así como de las interconexiones entre tales
establishments el que no hayan aparecido voces discordantes dentro de ellos
protestando que estas políticas condenarán a España a una larga, muy larga
recesión. Lo máximo que se ha oído es voces que proponen que tales posturas de
austeridad vayan más despacio y que se añadan (no se sustituyan, pero se añadan)
políticas de crecimiento, que por su cantidad son más simbólicas que
reales.
Las diferencias entre EEUU y España
Y ahí sí que en la existencia
de voces discordantes dentro de tales establishments la diferencia entre EEUU y
España es notable. En EEUU ha habido una protesta en frente de las políticas de
austeridad, que determinaron las exitosas políticas de estímulo del gobierno
federal que impidieron que EEUU cayera en una Gran Depresión. Y aun cuando tales
fondos de estímulo fueron insuficientes, sí que impidieron que la recesión se
convirtiera en depresión, y que la reactivación de EEUU fuera mayor que la de la
Eurozona y mucho mayor que la de España. En España voces de protesta han
existido pero han sido excluidas de los círculos mediáticos del
establishment.
Pero existe otra gran
diferencia, resultado que la banca tiene mucho más poder político en España (y
en la Eurozona) que en EEUU. Y es que, el enorme poder político de la banca en
España explica el sesgo legal tan favorable a la banca que aparece en su máxima
expresión en los desahucios, en el que el inquilino no tiene ningún poder
(repito, ningún poder) y el banco lo tiene todo, una situación única en la
Eurozona y en EEUU.
Y otro caso de prepotencia
apareció claro durante la presentación a las Cortes Españolas de algunos de los
responsables de las políticas financieras durante los últimos años. De las
presentaciones de tales autoridades, parecería que ningún acto ilegal tuvo
lugar, lo cual podría ser cierto pues las leyes favorecían y continúan
favoreciendo a la banca, no siendo infrecuente que fuera la banca la que
escribiera las leyes bancarias, incluyendo las que determinaron el desastre. Se
me dirá, con razón, que la ley, en general y en cualquier país favorece la
reproducción del orden imperante, que beneficia a unos a costa de otros. Pero,
aceptando esta observación, el hecho es que este sesgo es incluso más sesgado en
España, resultado del enorme poder que las fuerzas conservadoras han tenido y
continúan teniendo sobre el aparato del Estado, como queda reflejado en el gran
conservadurismo del sistema judicial. La ley es, en España, la defensora del
orden (que sostiene un enorme desorden, como queda claro en la situación
actual). La ley no es igual para todos y lo que ha ocurrido con la banca y sus
comportamientos es un caso claro y convincente de ello. Esta identificación de
ley con orden alcanza mayor relevancia en momentos actuales donde el ataque
frontal a los derechos sociales y laborales que aparece en las políticas
públicas que se están imponiendo a las clases populares, sin que exista ningún
mandato popular para ello, está llevando a una situación explosiva. De ahí la
respuesta masiva del establishment del país a un hurto de no más de 400 euros en
un supermercado andaluz.
La inseguridad del establishment español
y su respuesta al hurto en un supermercado andaluz
El hecho de que tal hurto se
hiciera por unos sindicalistas a fin de poder alimentar a unas familias en
pobreza, sin recursos, alarmó enormemente al establishment español por su
peligro de contagio, de manera que tanto el Fiscal del Estado como el Ministro
del Interior intervinieron inmediatamente para penalizar a tales sindicalistas.
Ello es una predecible respuesta que confirma el gran temor y justificada
inseguridad que tiene la estructura de poder basada en unas enormes
desigualdades, de las más elevadas existentes hoy entre los países de mayor
desarrollo económico de la OCDE, siendo un país en el que coinciden las mayores
fortunas del mundo (sí, del mundo) con sectores populares que viven en los
mayores niveles de pobreza existentes en tal comunidad de países, de la OCDE. No
es, pues, de extrañar, que España, como ocurre también en países con grandes
desigualdades, tenga, junto a un Estado con escasa sensibilidad social, un
Estado con gran desarrollo de sus aparatos represivos. Como he documentado en mi
libro El Subdesarrollo social de España. Causas y consecuencias, España
es el país de la UE-15 que tiene mayores desigualdades sociales y más
policías por 10.000 habitantes y, a la vez, menos adultos trabajando en
sanidad, educación, y servicios sociales.
El establishment español es
consciente del nivel tan desigual de ingresos y rentas en España, donde tales
recursos están altamente concentrados en sectores poblacionales muy minoritarios
(dentro de los cuales hay los sectores financieros). De ahí su preocupación de
que cualquier acto de agitación social en protesta a tales desigualdades pueda
expandirse, despertando gran simpatía, cuando no apoyo popular. En un periodo en
que tales desigualdades se están acentuando todavía más, tal preocupación se
está convirtiendo en auténtico temor. Es en este contexto que se entiende la
respuesta claramente desorbitada frente a un hurto de 400 euros en un
supermercado andaluz. Como indicó en un gran titular, el diario conservador
La Vanguardia, “el gobierno frenará de raíz cualquier conato de
estallido social” (09.08.12).
Y el máximo argumento de tal
denuncia era que el hurto era ilegal, exigiendo el cumplimiento de la ley.
Aunque, repito, fuera previsible que las fuerzas conservadoras respondieran de
esta manera, es sorprendente y rechazable la condena que tal acto tuvo por
sectores de las izquierdas gobernantes. Tales voces olvidan que los mayores
cambios ocurridos en nuestro y en otros países han sido resultado de agitación y
desobediencia civil. El identificar ley con moralidad y/o con rectitud
democrática es ignorar o desconocer el papel de la ley en reproducir un sistema
injusto y escasamente democrático, como es el español. Lo que han hecho aquellos
sindicalistas es, en un acto de desobediencia civil, mostrar la situación
dramática en la que se encuentran más de un millón de familias españolas que
viven en situaciones miserables (que creíamos habían ya desaparecido en España),
resultado de unas políticas públicas frente a las cuales la única actitud de
decencia democrática es la de rebelarse frente ellas. Hay que agradecer a tales
sindicalistas que, con tal acto, la sociedad española se concienciara del
impacto que tales políticas están teniendo en nuestro país.