domingo, 29 de abril de 2012
La Sexta Columna
Manifiesto 1º de Mayo

La clase trabajadora está siendo machacada drásticamente por las decisiones políticas de los distintos gobiernos:
- Reducción nuevamente de salarios del 5% para todos los empleados públicos.
- La reforma laboral, el consiguiente abaratamiento del despido y modificaciones sustanciales de las condiciones de trabajo.
- Subida de impuestos: Incremento del IGIC, del Impuesto de la Gasolina, supresión de las deducciones en el IRPF (gastos por estudio, nacimiento o adopción, mayores de 65 años y dependientes, familias numerosas, gastos de guardería,...), Impuestos a entidades financieras,….. todos estos incrementos repercutirán directamente en la economía de todas las familias.
– Medidas urgentes sobre el gasto público Educativo y del Sistema Nacional de Salud.
Y lo peor, dicen que estas medidas no serán las últimas, que vendrán más recortes.
No somos nosotros, la clase trabajadora en particular y la ciudadanía en general, los culpables de la situación en la que nos encontramos, sino la mala gestión, la pasividad ante los desmanes, la codicia de la banca y la gran patronal y la mezquindad de nuestros gobernantes, así hoy soportamos aún:
- Indemnizaciones de los altos cargos que oscilan entre 6000 y 8000 euros, independientemente de que estuvieran días o meses en el cargo.
- Complementos de Productividad al personal directivo de los servicios sanitarios del Servicio Canario de Salud, que oscilan entre 7000 y 18000 euros por cada “cargo directivo”. Cantidades escandalosas que ascienden a MEDIO MILLON DE EUROS POR CADA GERENCIA del Servicio Canario de Salud (unas 12).
- Duplicidad de cargos públicos y directivos, exceso de personal asesor y de confianza.
- Exceso de gastos en empresas externas, que realizan tareas que pueden ser desempeñadas perfectamente por los trabajadores públicos, y que podrían suponer un ahorro de MILLONES DE EUROS, por ejemplo las licencias informáticas que podrían ser gratuitas y que ya se han aplicado en otras CC.AA.
Por eso, no nos queda otra que luchar y defender nuestro derecho a tener una vida digna, que seamos nosotros los trabajadores y trabajadoras, lo ciudadanos y ciudadanas, en nuestro presente, dueños de nuestro futuro.
Hay que volver a ganar la calle democrática y pacíficamente en
este 1º
DE MAYO, gritando alto y claro nuestro rechazo a las
políticas que se están
llevando a cabo por los gobiernos de
Canarias, de España y de
Europa.
¡Yo aviso!
Por Carlos Gorostiza

Aviso a El Corte Inglés, Inditex, Cortefiel, Hispanitas....de que ya solo compro ropa en outlets o en rebajas. Ah! y que conozco todas las modistas de arreglos de mi barrio. Aviso a Cepsa, BP, Repsol, Shell, Petronor, Avia… de que me acostumbré a conducir despacio cuando la limitación a 110 y que ahora paso de largo por muchas gasolineras. Y, por supuesto, en los viajes largos uso el bus.
Aviso a Prisa, Vocento, Mediapro, Mediaset, Euskaltel y Movistar que la TV de pago ni siquiera la tengo como opción y que he descubierto que se vive perfectamente sin comprar todos los días todos los periódicos. Aviso a las cadenas Barceló, Sol, Zenith, Meliá… de que ya he reservado plaza en un camping para este verano en lugar del hotel de playa de los pasados años.
Soy un privilegiado. Tengo un buen sueldo, excelente en comparación con el de la mayoría de mis amigos, así que estas decisiones no son nada comparadas con las que, sí o sí, han de tomar ellos y otros muchos millones de consumidores. Porque -señores- no olviden que austeridad es NO COMPRAR.
Quienes hoy aplauden entusiasmados esta reforma laboral que precariza los empleos, que expulsa a la clase media del mercado, que destroza la esperanza de los jóvenes más preparados que miran al extranjero como hicieron sus abuelos, mejor harían en no recalentarse las manos con tanta ovación porque tal vez las necesiten para cavar con ellas la tumba de los negocios que hasta ahora les hicieron ricos.
Quien paga sueldos nimileuristas no puede ser tan tonto como para creer que el resto de empresas no harán lo mismo que él y que, por lo tanto, al cabo no habrá consumidores capaces de comprar lo que él tanto necesita vender. Es obvio. Falta solo saber cuánto tardarán en darse cuenta y a cuánta gente habrán destrozado para entonces.
Aviso de que mi huelga particular empezó antes del 29 y que se prolongará mucho después. ¿Y la de usted?
¿Vendrán por ti, por mí, por todos?
Hay una estrategia del miedo, para desactivar la movilización social contra el desmantelamiento del Estado social
Apenas tomada posesión del cargo de Consejero de Interior del Gobierno
catalán, Felip Puig mostró sus intenciones en una entrevista,
prometiendo ir “hasta donde la ley permite, y un poco más”.
A estas alturas de su mandato, pocas dudas caben sobre su fidelidad a
esta premisa. El más reciente ejemplo puede hallarse en la decisión de
crear un sitio web para fomentar la delación ciudadana, anunciada al
calor de los disturbios que en Barcelona empañaron el transcurso de una
huelga general seguida, por lo demás, de forma masiva y pacífica.
Son muchas las voces que cuestionan el fondo y la forma de la última
decisión de Puig, ya desde el ámbito estrictamente jurídico, como desde
otros muchos. No es de extrañar, pues la web que Interior ha pergeñado
es de dudosa legalidad, e incluso de dudosa constitucionalidad, ya que
puede entenderse que atenta contra los derechos a la intimidad y a la
presunción de inocencia. Estas dudas han sido expresadas por portavoces
del Colegio de Abogados de Barcelona, de Jueces para la Democracia, así
como por numerosos académicos del ámbito del Derecho Penal, preocupados
por las implicaciones y consecuencias que tenga, tanto por la escasa o
nula utilidad para combatir el delito, como por la vulneración de
derechos individuales que supone, como por la agresión que representa
para nuestro sistema de derechos y garantías.
Cualquier restricción de estos derechos debe estar legalmente
amparada, motivada, y debe ser proporcional al fin perseguido, lo que
no parece suceder en este caso. No es admisible la comparación con los
carteles habituales en aeropuertos y edificios oficiales, puesto que en
éstos se reproducen fotografías de personas sobre las que penden órdenes
de búsqueda y captura, o bien de criminales fugados.
Cabe recordar que en esta web se exhiben fotografías de personas que
ni tan siquiera están imputadas, e incluso de algún menor de edad. No
queda acreditado en qué condiciones fueron obtenidas las imágenes, ni
por quién, difícilmente se pueden contextualizar, y en algunos casos las
conductas observadas son de escasa o nula entidad.
Sin embargo, la propia inclusión de las imágenes en el sitio web, al que por cierto se accede pinchando en un banner
un tanto sugestivo y alarmista, las sitúa ya en la picota e induce a
pensar aquello de “algo habrán hecho”. Por ello, el método tiene algo de
inquisitorial, sembrando en primer lugar la sospecha, e imponiendo de
entrada una pena de banquillo anticipada, en forma de exposición de su imagen en los medios de comunicación y en la red.
No es casualidad que, incluso para el caso de quienes hayan sido
hallados culpables de la comisión de un delito, que no es el caso,
nuestra jurisprudencia sea totalmente refractaria a permitir la
publicación de listas de delincuentes. ¿Merecen menor protección quienes
quizá no hayan cometido delito alguno?
Llegados a este punto, me siento obligado a señalar que la delación
es un potente corrosivo social, dado a la utilización desviada por razón
de rencillas personales, y muy peligroso para nuestras libertades
civiles. Sí ha sido, en cambio, un instrumento muy útil para la
dominación social o la eliminación del disidente, en manos de poderes no
democráticos –desde el intenso uso que le dio el franquismo o el
estalinismo, hasta a la caza de brujas del senador McCarthy, por no
buscar más ejemplos–.
Tiene la particular cruzada de Puig contra los que no duda en calificar como guerrilla urbana o antisistema algo de esperpento y mucho de estrategia política.
En primer lugar, no se nos escapa que el Consejero de Interior se ha
pasado los diecisiete meses que lleva en el cargo abonando la especie de
que en Barcelona había anidado un grupo de unos pocos centenares de
profesionales de la violencia que se organizan para actuar en cualquier
acto masivo, desde manifestaciones a celebraciones deportivas. La
policía los tiene perfectamente identificados, según ha presumido Puig
reiteradamente, advirtiendo a renglón seguido que no habría espacio para
la impunidad. No me atrevo a preguntar por qué, estando perfectamente
identificados estos violentos, no se han podido evitar sus desmanes
mediante adecuados dispositivos policiales, que deben garantizar también
–aunque a veces el Sr. Puig lo olvide–, el libre ejercicio de los
derechos de huelga y manifestación que nos asisten. Pero sí me pregunto
para qué se requiere entonces un sitio web como el que ha puesto en
marcha.
Sin embargo, quisiera que este árbol no nos impidiera ver el bosque.
Es conocido, desde tiempos inmemoriales, que el miedo es el gran aliado
del poder. Se sirve de él para conseguir lo que de otro modo sería
francamente difícil de obtener. Lo estamos experimentando en cada
amenazante disyuntiva que se nos plantea: austeridad o caos,
precarización o paro y, en última instancia, como saben bien los
estudiantes de Valencia –el enemigo ¿recuerdan?–, conformidad o
represión.
Existe, en este sentido, una estrategia del miedo, para desactivar la
movilización social contra el desmantelamiento del Estado social,
consistente en criminalizar y deslegitimar a quien disiente. Así debemos
leer los anuncios de reforma del Código Penal que realiza el Ministro
del Interior, Fernández Díaz, que pretende tipificar como atentado a la
autoridad hasta la resistencia pasiva. En esta clave debe entenderse el
deseo de CiU de regular el derecho de huelga, o las insinuaciones
respecto a nuevas regulaciones del derecho de reunión o de
manifestación.
De Fernández Díaz hemos oído que “ha habido que forzar el
ordenamiento jurídico” para poder acordar prisión provisional para
alguno de los detenidos en la última huelga, y de Puig que “ya no vale
decir yo pasaba por allí”, y que hay que conseguir “que haya más gente que tenga más miedo al sistema”.
¿A qué viene tanto interés en aparentar mano dura? A lo rentable
electoralmente que resulta el populismo punitivo, dirán algunos con
razón. También les sirve para tratar de esconder su ineficacia a la hora
de proteger unos derechos sin lesionar gravemente los de todos, dirán
otros, también con razón. Pero por encima de todo, lo que se quiere con
tanto aspaviento es ocultar a toda costa el profundo conflicto social
que surge del sufrimiento que se causa a los más, tan sólo para aplacar
la obscena codicia de los menos.
Ferran Pedret i Santos es el Secretario de Movimientos Sociales del PSCPublicado en http://www.elplural.com/2012/04/27/%C2%BFvendran-por-ti-por-mi-por-todos/
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