Ya la indignación es una propiedad consustancial a todos los que están haciendo el seguimiento a las obras de los complejos sociosanitarios del Norte y del Sur de Tenerife en relación tanto a las declaraciones de los mandatarios regionales como insulares al respecto.
Pero de nada sirve escucharlos, no vale la pena. En la ofensiva mediática que ha comenzado CC en Tenerife, donde se han multiplicado las presencias de los que se van como el caso de Zerolo o los que se quedan, Clavijo, se une la del presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, que se sienta en la tele de un amigo, lejano en lo cotidiano, pero cercano en su entorno, Manuel Artiles, a responder a las preguntas del pueblo, muy democrático, muy abierto, donde se aseguran que las preguntas que se hacen son las que hay, sin filtro, ay mi cabeza, y donde Paulino, que ama a la gente y viva la gente, les responde, cosa que le alaba el propietario del medio, aunque sin entrar a saco en la dura realidad que los espera a ambos cuando se apagan las cámaras.
Y en medio de esa pretendida pregunta al presidente, cual Belén Esteban, una ciudadana le pregunta por los hospitales del Norte y del Sur. Y Paulino, que minutos antes, hacía un rictus desagradable cuando alguien le criticaba como figurón, vox populi, vox Dei, le lanzaba su enésima mentira y le prometía que en esta legislatura se acabaría todo. Lo que no le iba a contar es que en el seno del Cabildo Insular de Tenerife, hay planteado un grave problema a cuenta de los incumplimientos de su ejecutivo, que pueden hasta provocar un quebranto de las arcas insulares. Pero eso es lo que no procede. Y eso es lo que por mucho que se empeñen, no saldrá en esos mismos medios que jugando al escondite, sacan o no los dientes de acuerdo a los presupuestos públicos. Otro día ahondaremos en porque estos hospitales siguen empantanados
Pero de nada sirve escucharlos, no vale la pena. En la ofensiva mediática que ha comenzado CC en Tenerife, donde se han multiplicado las presencias de los que se van como el caso de Zerolo o los que se quedan, Clavijo, se une la del presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, que se sienta en la tele de un amigo, lejano en lo cotidiano, pero cercano en su entorno, Manuel Artiles, a responder a las preguntas del pueblo, muy democrático, muy abierto, donde se aseguran que las preguntas que se hacen son las que hay, sin filtro, ay mi cabeza, y donde Paulino, que ama a la gente y viva la gente, les responde, cosa que le alaba el propietario del medio, aunque sin entrar a saco en la dura realidad que los espera a ambos cuando se apagan las cámaras.
Y en medio de esa pretendida pregunta al presidente, cual Belén Esteban, una ciudadana le pregunta por los hospitales del Norte y del Sur. Y Paulino, que minutos antes, hacía un rictus desagradable cuando alguien le criticaba como figurón, vox populi, vox Dei, le lanzaba su enésima mentira y le prometía que en esta legislatura se acabaría todo. Lo que no le iba a contar es que en el seno del Cabildo Insular de Tenerife, hay planteado un grave problema a cuenta de los incumplimientos de su ejecutivo, que pueden hasta provocar un quebranto de las arcas insulares. Pero eso es lo que no procede. Y eso es lo que por mucho que se empeñen, no saldrá en esos mismos medios que jugando al escondite, sacan o no los dientes de acuerdo a los presupuestos públicos. Otro día ahondaremos en porque estos hospitales siguen empantanados
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