martes, 16 de noviembre de 2010

Los carroñeros de la sanidad canaria

Por Juan Gacía Lujan

Las cifras en la sanidad canaria que nos dejó en herencia doña Roldós y su padrino PP Manolo son muy feas. Cuenta el portavoz de Intersindical Canaria, Bernardo Medina, que en los presupuestos de 2011 se recortan 315 millones más de lo que se había recortado este año. Sin embargo, para la sanidad privada se mantienen 209 millones. El 30% de ese dinero se lo llevará la inmobiliaria durmiente Lifeblood.
Sin embargo, fitetú lo que son las cosas, doña Roldós declara en el ABC que ella se está enterando ahora de la existencia de Lifeblood. La exconsejera le contó al bueno de Bernardo Sagastume que ese día firmó un montón de papeles, que cada día tenía como 20 ó 30 carpetas que firmar, y eso, (¡el 30% del pastón público destinado a la sanidad privada en un año!) era un papelito más. Pues menos mal que doña Roldós estaba perdiendo dinero como consejera (eso también lo dijo en ABC) en lugar de ser médica del Negrín, y menos mal que eso lo hacía pensando en el interés general, porque si se llega a preocupar del interés particular dios nos coja confesados.
Recordemos que la política gallega, doña Roldós, pasó del PSOE al PP sin anestesia en el Negrín. Dijo que huía de la corrupción y del intervencionismo. Como buena liberal cree que las cosas en la empresa privada se hacen mejor que en la pública. Y tiene razón, sobre todo cuando ella y su jefe, igual de liberal, son los responsables de la cosa pública. Cuentan en La Provincia que la desconocida Lifeblood obtendrá un beneficio de 6 millones de euros. ¿A costa de qué riñones son esos beneficios? Pues de los riñones de los canarios, sobre todo de los canarios que no tienen dinero para acudir a la privada y que pagan sus impuestos.
Pero fíjense que Lifeblood trabajará en un hospital público de Gran Canaria y otro de Lanzarote. Los gastos para los ciudadanos, los ingresos para los promotores de Lifeblood, oséase, para los promotores de las Torres del Canódromo. Y uno se preguntaba ¿qué banco pudo avalar a una inmobiliaria con un capital de 3000 euros teniendo en cuenta que la banca tiene el grifo cerrado y los banqueros no se fían de su familia? Pues nos cuenta el Canarias 7 que es La Caja de Canarias. Sí, esa mismita que embarga pisos a muchos isleños que se quedan en paro y no pueden pagar su hipoteca. Esa mismita que tiene influencias políticas y que ahora mismo tiene un consejo de administración que nació de un pacto entre Nueva Canarias y el PP. No hace falta que les diga que Pepa Luzardo ya tiene el recado de que defienda que La Caja de Ahorros hizo bien en meterse en este negocio usando la RIC, lo que nos queda por ver es si Román Rodríguez mantiene su matrimonio político con el PP en el Consejo de La Caja o pide las explicaciones pertinentes (impertinentes para el PP).
Dice doña Roldós que hay unos carroñeros periodistas y políticos que estamos manchando a los funcionarios que estaban en la mesa de contratación, y dice que todo esto fue muy legal. Yo le digo que todo esto pudo ser muy legal, los grandes pelotazos siempre se visten con el mismo traje. El meollo de la cuestión, el quid del pelotazo de riñones (afortunada expresión de Marisol Ayala) está en quiénes dictaron el pliego de condiciones. Quiénes decidieron que no había que valorar la experiencia en hemodiálisis. Quiénes diseñaron un traje tan igualito al que en apenas unas semanas se pudo poner Lifeblood, una inmobiliaria sin actividad, sin experiencia, sin solvencia económica.
Cuando respondamos a esas preguntas sería bueno tener un diccionario de la RAE al lado. Y tras leer en alto las respuestas a estas interrogantes nos iremos a la definición de la palabra “carroñero” según la RAE: Perteneciente o relativo a la carroña/ Dicho de un animal que se alimenta de la carroña. Carroña: carne corrompida. Y después de eso volvemos a la entrevista de ABC donde doña Roldós habla de los carroñeros. Y quizá entonces obtendríamos la respuesta a un pregunta muy importante : ¿quiénes son los carroñeros de la sanidad canaria?
Publicado en http://www.canariasahora.com/opinion/6325/

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