miércoles, 17 de noviembre de 2010

Un acto de cobardía


Paulino Rivero se negó a explicar la crisis de Gobierno y Miguel Cabrera brilló con luz propia
 Por primera vez en la historia –si no me falla la memoria- un presidente del Gobierno canario se niega a subir a la tribuna parlamentaria para explicar la remodelación de su Gobierno. Eso fue lo que hizo ayer Paulino Rivero. Sentarse en su escaño, endosarle el muerto a José Miguel Ruano y mordisquear las patillas de las gafas mientras los periodistas no dábamos crédito a lo que ocurría. Eso sí, legalmente puede hacerlo. Moralmente no debería haberlo hecho. Ni siquiera cuando el diputado del Partido Popular Miguel Cabrera Pérez-Camacho, que ayer brilló con luz propia, lo llamó tonto –con mayor finura, claro- el presidente tuvo capacidad de reacción, quizás porque es consciente de sus propias limitaciones…
Voy a ahorrarles las explicaciones de José Miguel Ruano, especialista en discursos plúmbeos, porque se limitó a publicitar el ejercicio de austeridad –contra los funcionarios, añado- puesto en marcha por el Ejecutivo canario y poquito más. Tampoco estuvo fino el portavoz socialista, Francisco Hernández Spínola, que cayó en la trampa de Miguel Cabrera y se dedicó, en su última intervención, a criticar al Partido Popular. Y apoteósica fue la argumentación desgranada por el portavoz nacionalista, José Miguel González, que consistió básicamente en apalear a Rodríguez Zapatero pese a que su presidente (Paulino) acaba de salvarle la legislatura (a ZP), entre los aplausos entusiastas de los diputados… del PP.
Convendrán conmigo que el panorama era desolador hasta que, afortunadamente, Miguel Cabrera Pérez-Camacho, subió a la tribuna de oradores. Sin papeles, como hicieron todos los demás, pero con las ideas claras, el discurso hábil y bien articulado. Y el que fuera portavoz del PP, ahora recuperado para esas funciones pero sin nombramiento oficial, explicó la crisis del Gobierno de Canarias, la versión del PP porque la otra no la conoceremos dado que Paulino Rivero prefirió no abrir la boca y escurrir el bulto.
Dijo Miguel Cabrera que los pactos son como los jarrones de porcelana: frágiles y delicados. Y a continuación enumeró los desatinos de Rivero para con la pieza de cerámica hasta que le hizo añicos. El presidente canario quiso “estar en misa y repicando”, pretendió pactar “con Dios y con el diablo” y el PP aguantó el “vacío” Plan Canarias, el ninguneo en un Ref que “no va a servir para nada” y, finalmente, cómo el presidente canario “se plantó en La Moncloa para firmar un pacto basura”. Y todo eso, “a cambio de nada”, según el parlamentario popular.
En resumen, que un inspirado Miguel Cabrera vapuleó al presidente a discreción y sin piedad mientras éste mordisqueaba las gafas y su portavoz arremetía contra Zapatero con el que acaba de firmar un pacto de legislatura. Casi de locos. Un poco de tontos. Y ahí tuvo una genialidad el diputado popular. Copió lo ya dicho por el propio Rivero: éste es un Gobierno “más austero, más fuerte y más capaz”. Lo de la austeridad, porque no le queda más remedio. Lo de fuerte es un decir porque está en franca minoría. Lo de capaz… “En lo de capaz, presidente –le espetó Miguel Cabrera- andamos un poco escasos. Eso sí, tiene capacidad de trabajo porque usted siempre ha sido un currante”. Y repitió: “lo que la naturaleza no da, Salamanca no lo presta”. Dicho de una forma llana para que lo entiendan: lo llamó tonto. O escaso, que viene a ser lo mismo. Falto de valor no hizo falta: el propio Paulino Rivero lo dejó claro, sentado en el escaño, sin dar explicaciones.

No hay comentarios: