miércoles, 18 de agosto de 2010

Bragada criminal

Bragada criminal

Creo que a la primera persona que Ángel Llanos le pisó un callo fue José Manuel Bermúdez, cuando el político conservador se hizo, no me pregunten cómo, hijo predilecto de Ricardo Melchior durante su etapa en el Cabildo. Ya por aquella época apuntaba maneras de Belén Esteban, es decir, su foto salía todos los días en los periódicos. Comprenderán, pues, que me presentara en el Auditorio de Tenerife para no perderme el inicio de su campaña electoral a la Alcaldía de Santa Cruz casi un año antes de que se celebraran los comicios. Reconozco que tenía curiosidad por conocer al pollo en cuestión y reconozco también, sin pudor, que me impactó su puesta en escena de telepredicador, su anuncio de que creía en Dios y su convencimiento de que iba a ganar las elecciones. Debo añadir que, de la emoción, publiqué en la crónica del día siguiente que estaba tan entusiasmada que le habría tirado las bragas si él hubiera sido Jesulín y el Auditorio una plaza de toros. Me reprimí, fundamentalmente, porque el tamaño de mis bragas, al impactar contra su cara, hubiera dinamitado cualquier acercamiento erótico o festivo con el candidato que, además, es más joven que yo.
Y miren por dónde, rozó la alcaldía y se colocó –mediante pacto- a la vera de Miguel Zerolo. El alcalde se las prometía felices hasta que Llanos, todo entusiasmo, empezó a presentarse a las siete de la mañana en el Ayuntamiento, dejando en evidencia a los concejales de Coalición Canaria porque, todo hay que decirlo, Miguel será un líder y un tipo listo, pero se ha rodeado de una panda de vagos, cuando no de ignorantes o consortes de postín –alguna excepción hay, pero con la prisa para escribir esto no se me viene ninguno a la memoria- que dicen poco de la gestión municipal.
El caso es que al poco tiempo, Ángel Llanos –fiel a su espíritu de Belén Esteban- salía en los periódicos más que Zerolo y la mitad de sus concejales juntos. Eso alarmó a José Manuel Bermúdez, al que el concejal popular ya le había pisado un callo en el Cabildo y estaba a punto de reventarle el juanete en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, cuya alcaldía acariciaba en secreto, harto de ser el segundón de Melchior.
La cosa no habría llegado a mayores si no fuera porque Llanos pecó y osó plantarle cara a Cristina Tavío para arrebatarle la presidencia del PP en Tenerife.  Y eso son palabras mayores, además de pecado mortal. Según los textos bíblicos, a Jesús lo vendieron por 30 monedas. A Llanos, por un plato de lentejas, pero es que en los tiempos que corren un plato de lentejas vale mucho más que 30 monedas. Así que desplumaron al pollo, lucieron sus plumas y finalmente, le pusieron unas bragas rojas para escarnio público. Dicho de otra manera: se levanta el telón y se ve a Ángel Llanos corriendo mientras le disparan Zerolo, Tavío, Bermúdez, Hilario, Nacho, Jaime, Maribel y Manuel junior. Título de la película: Bragada criminal.
Y el caso es que aún no han conseguido rematarlo…

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