El alcalde pretendidamente soberanista, que es una pose como todo él, cree que le va a ganar el pulso a los sindicatos de la Policía Local de La Laguna, usando a los ciudadanos y creando la sensación, falsa en todas sus perspectivas, de que está luchando contra unos privilegiados y que todo lo que les haga es poco con tal de preservar la seguridad ciudadana.
Por eso intentó por todos los medios que la concentración del pasado viernes no se hiciera, para lo cual, buscó todos los medios a su alcance, incluido el uso de la Jefatura como comisario político para que diera al traste con esta iniciativa. Y hemos sabido de un desagradable detalle, que pone de manifiesto las maneras de este grupo de gobierno nacionalista.
El pasado día 17 de septiembre, famoso porque esa misma jornada ocurría el incidente del perro de la familia Pérez, se presentaba un escrito en la Oficina Única del Ayuntamiento de La Laguna pidiendo autorización y la sorpresa fue que un día antes, sus organizadores se dieron cuenta que desde la corporación no se había tramitado nada, arriesgándose a vulnerar derechos fundamentales.
Comprobarlo será un objetivo de los convocantes, lo cierto es que se tuvo que mandar por procedimiento de urgencia a la subdelegación del Gobierno, la cual tuvo que salvarle los muebles al Ayuntamiento y autorizarlo, porque se daban todos los requisitos y no era culpa de los delegados sindicales. Tanto el subdelegado como el portavoz socialista en el Ayuntamiento se han quedado de piedra ante este asalto a las libertades fundamentales por parte de un grupo de gobierno que ha perdido el Norte y que no quiere que nadie lo descubra o le saque los colores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario