Por Arturo Borges Alamo
Mentiras descaradas en relación con algo que puede ser tan sensible y angustioso
como una lista de espera, dilación en la publicación de datos al respecto,
burdas maniobras de maquillaje y engaño a la población canaria. Y a pesar de
ello no pueden, finalmente, eludir datos como que la lista de espera quirúrgica
de más de seis meses del Servicio Canario de Salud haya aumentado un 130% en el
último año.
Porque son demasiados los pacientes cuya patología se complica hasta extremos
mortales o muy dañinos, mientras están en una lista de espera, para que sigamos
tolerando las actuaciones de una élite de burócratas que prostituyen la función
social de lo público, estamos en nuestro derecho, y obligación, de exigir el
cese inmediato de la máxima responsable de la gestión sanitaria en nuestras
islas, la Consejera de Sanidad, que no ha hecho otra cosa que ponerse al
servicio de su recorte y deterioro y de esa manera ir justificando las políticas
neoliberales privatizadoras.
A estas alturas sabemos que está muy generalizada esta tendencia, no solo en
el terreno sanitario, también en el educativo y en lo que se refiere a los
servicios sociales. En general, las políticas sociales, incluida la atención a
la dependencia, están siendo desmanteladas a toda marcha. Se está abandonando a
su suerte a los sectores más desfavorecidos con el consiguiente empeoramiento de
la salud, aumento de la mortalidad, de la desnutrición y de la precariedad en
las condiciones de vida de cada vez más amplios sectores de la población.
Para muestra el botón que nos ha ofrecido recientemente Unicef España que
destaca el 38% de los menores del archipiélago que viven en la actualidad por
debajo del umbral de la pobreza.
Sabemos perfectamente quienes son los responsables, los ejecutores estatales
y locales de las políticas ultraliberales, el Gobierno central del PP y el
autonómico, desde hace años, ahora en manos de CC (como siempre) y PSC-PSOE.
Ambos gobiernos se hacen los sordos ante las razones apoyadas por importantes
movilizaciones y hay que seguir insistiendo, aumentando la extensión e
intensidad de las mismas, profundizando en su carácter unitario y masivo. Por
ese camino crearemos finalmente las condiciones para dar el salto al cambio
político y social al generar una alternativa popular a los gobiernos
neoliberales y al propio sistema capitalista que, en fase de agotamiento, aún
recurriendo a su ofensiva y vueltas de tuerca, también a la amenaza fascista,
puede tener los días contados.
Y para avanzar en esta dirección debemos tener herramientas políticas y
organizativas que sirvan para ir articulando el referido proceso a lo largo de
fases sucesivas. Y tales herramientas, en una primera fase de generación de una
alternativa inmediata defensiva, son la táctica del Frente Amplio y del Programa
Mínimo Común, que tiene que ser antineoliberal y de progreso, excluyendo a los
que no están en esa línea y no como ha propuesto recientemente Román Rodríguez,
empeñado en jugar el papel de Lerroux canario, planteando de modo oportunista un
frente cívico con empresarios, sindicatos, trabajadores, organizaciones
económicas, culturales y sociales, partidos políticos...,"para defender
Canarias, sin partidismo", ante lo que cabe preguntarse, ¿también sin clasismo?,
¿sin distinguir a las víctimas, las clases populares, de los verdugos
neoliberales, que les han sacado y les sacan el jugo (o plusvalía) desde hace
años al calor de las políticas, neoliberales por supuesto, aplicadas en Canarias
por los trillizos, CC, PP y PSC-PSOE?.
En fin, para ese viaje no hacían falta alforjas, simplemente Román Rodríguez
nos dice que en el fondo coincide con los trillizos y con las clases
explotadoras de siempre en nuestro archipiélago, vamos que se muestra fiel a su
pasado de presidente del gobierno de CC.
Sin embargo, nuestro proyecto es bien distinto, es el de las clases
expoliadas por todos los actores citados. Apliquémonos a nuestras tareas y en su
desarrollo atisbaremos la posibilidad de pasar de la perspectiva defensiva a la
ofensiva, construyendo una alternativa de poder frente a los gobiernos de Madrid
y de Canarias y frente a las clases explotadoras que lo mismo los apoyan como
también pueden engancharse plenamente a la iniciativa planteada por Román
Rodríguez. En la lucha que los haga caer surgirán también las herramientas más
acordes para profundizar la misma hacia la nueva sociedad de justicia e igualdad
a la que aspiramos y que necesariamente deberá ser socialista.
Pongamos este plan de trabajo al orden del día y resolveremos las
contradicciones que sufre nuestro pueblo en todas las dimensiones, ya sean
políticas, sociales o económicas, arrojando al basurero de la historia al
capital financiero, al estado centralista, a las oligarquías insulares y a las
castas burocráticas que están a su servicio.
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