Empieza bien el candidato al PP a presidir el Cabildo de Gran Canaria, José Miguel Bravo de Laguna, que quiso estrenarse este miércoles junto a gran parte de su plancha con un gesto populista a la par que pueblerino: fotografiándose envueltos todos ellos en dos banderas de la isla al pie del imponente mástil que un día levantara en la plaza de la Fuente Luminosa ese irrepetible alcalde que fue José Manuel Soria. Es comprensible el populismo en tiempos tan atribulados como estos, pero que un sólido abogado como José Miguel Bravo, curtido en mil batallas administrativas, empiece desde ya a echar pulsos a los técnicos de la Corporación parece, cuanto menos, una postura algo atrevida. Porque existen informes de técnicos del Cabildo que desaconsejaron desde el principio que se izara bandera alguna en ese mástil dadas las condiciones de viento y de exposición a la marea que tiene toda la instalación, con el consiguiente peligro de caída (llegó a caerse una vez) y el riesgo elevado de provocar accidentes y daños a las personas y a los bienes. Pero se trataba de lo que se trataba y la foto ya está hecha. Y al gusto de cada cual, con el azul y el amarillo inclinados según convenga.
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