Mientras resuelven sus viejas diferencias el editor y el veterano político, éste se ha comprometido con su familia y con el mundo a sacarse de una vez el maldito carné de conducir. No lo hizo como todo el mundo, al cumplir los 18, porque en aquellos aciagos años de la dictadura había que presentar el certificado de penales y podían cantar sus antecedentes. Luego se puso a conducir como muchos, hasta que un maldito radar lo detectó empingado... y pasó lo que ya saben que pasó. Ahora se ha matriculado por el turno libre para sacarse el permiso cuanto antes, que vivir en La Atalaya y no tener carné es incompatible. Eso y pagar mes a mes la multa que le fue impuesta este martes en Instrucción 5, una condena nuevamente bajo la modalidad de conformidad: se aceptan los cargos y la petición del fiscal se reduce en un tercio de lo previsto en el Código Penal. Luego vendrá pagar también al Gobierno el abogado de oficio que lo asistió en diciembre, que no es verdad que se declarara insolvente, sólo que se presentó sin letrado y le fue impuesto uno por el turno correspondiente. Este martes le acompañó su amigo Diego León para verificar lo que es un puro juicio de trámite. Y se acabó la noticia del mes.
Publicado en http://www.canariasahora.com/topsecret/ampliar/13956/
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