martes, 25 de enero de 2011

Una mala estrategia con malos resultados

POR SI ALGUIEN NO LE TENÍA COGIDA LA MATRÍCULA

La estrategia de Soria de desgastar la imagen de los jueces que puedan no tener miedo a investigarlo a él o a su partido es tan evidente como retorcida. Consiste en lanzar infundios a sabiendas de que lo son, quedándose simplemente en la queja orgánica y administrativa, en la insinuación de un comportamiento pretendidamente más grave, pero siempre plantándose en el límite mismo del delito para no volver a comprometer a los magistrados o fiscales del TSJC que le archivaron sus andanzas en el salmón, en las mentiras eólicas y en el chalet de la familia Esquivel. Sabe que ya le tienen cogida la matrícula de sobra, que miente como un poseso y que utiliza los mecanismos de la justicia y del Poder Judicial exclusivamente para fines espurios. Pero en primera instancia alcanza los objetivos pretendidos: que la tinta de calamar que lanza lo enturbie todo, que determinados estamentos de la sociedad y del Foro se asombren ante lo que denuncia con tanta solemnidad y aparato mediático. Para, llegado el momento, poder recusar a los jueces que él mismo atacó infundadamente alegando para entonces que existe una manifiesta enemistad que los contaminaría para investigarle o juzgarle. Porque sabe perfectamente que más pronto que tarde la Justicia terminará dando buena cuenta de toda una sucesión de comportamientos indecentes que ha protagonizado este que ahora quiere ser ministro con Rajoy. Y tenemos una prueba documental que nos avala por completo: el dictamen jurídico en el que se basó para denunciar a la juez Victoria Rosell.

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