Uno de los espacios en los que el respeto debe imperar en democracia es el Parlamento. Un lugar donde, por activa o por pasiva, por deber u omisión, los parlamentarios deben representar a los ciudadanos y esperar del Ejecutivo las explicaciones de sus actos, actuaciones y acuerdos.
Por Antonio Miguel Carmona
No es Mariano Rajoy una persona a la que le guste hablar, y menos, mucho menos, dar explicaciones. Difícilmente se entiende que apenas convoque ruedas de prensa, que no admita preguntas en la mayoría de ellas o que simplemente no comparezca ante los medios de comunicación.
Pero, lo que no es de recibo es que le dé la espalda al Parlamento de la Nación. La mayor falta de respeto a la actividad parlamentaria, a la democracia y, por supuesto, a los ciudadanos. En mayor medida cuando España ha alcanzado un acuerdo de trascendental contenido, precisamente porque ese acuerdo ha mostrado todos los errores cometidos por el actual gobierno.
Yo hubiese tratado de convocar el Parlamento el mismísimo domingo, al día siguiente del acuerdo con la troika. Un Presidente sensato no se hubiese ido a un partido de fútbol, ni siquiera para dar una imagen de normalidad que en vez de tranquilizar mostró el lado más frívolo de este registrador de la propiedad venido a político profesional.
Pero lo que ya es de padre y muy señor mío es, ni más ni menos, que no pretenda dar explicaciones sobre los cien mil millones de euros, sobre el rescate, sobre sus condiciones, sobre el por qué han salido despavoridos de las cuentas corrientes no pocos fondos llevando al país al precipicio fruto de los errores de estos últimos meses.
Decir que ha de hacerlo tras la Cumbre Europea es reírse de todos los españoles. Son precisamente estos, los españoles, los primeros a los que hay que informar, en sede parlamentaria, en el lugar adecuado, en tiempo (ya) y en forma (Comparecencia).
Negarse a afrontar una Comparecencia en un Pleno Extraordinario es verdaderamente una actitud impropia de un presidente de gobierno que quiere seguir siéndolo. Tener que obligar a la Mesa a habilitar el mes de julio para poder informar, a destiempo e inopinadamente, es verdaderamente una vergüenza.
Han puesto en riesgo nuestra economía. Ahora lo que ponen en riesgo son las formas, algo tan esencial que llamamos democracia.
Publicado en:http://www.diarioprogresista.es/respeto-13470.htm
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