En el seno del grupo socialista se discutía acaloradamente este lunes nuevamente en torno a la conveniencia de empezar a exigir responsabilidades personales y patrimoniales por todos los desaguisados que está sufriendo la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Porque la pérdida de esta biblioteca no es la primera trapisonda por la que vamos a tener que rascarnos todos el bolsillo. Y no son solamente económicas las consecuencias: esta dotación cultural es utilizada diariamente por centenares de personas, amantes de la lectura y de otros soportes disponibles en la biblioteca, además de ser un punto de encuentro difícilmente sustituible en la zona. Por cierto, el edificio, considerado muy bello y funcional, es obra de los arquitectos canarios Juan Manuel Palerm y Leopoldo Tabares, que vienen a ser los redactores del polémico Plan General de Santa Cruz de Tenerife, lo que significa que son muy buenos para unas cosas y algo menos para otras. Su proyecto se levantó en 2000 sobre una parcela cedida por el Ayuntamiento al Ministerio de Cultura a finales de los 90. La constructora fue Huarte, que posteriormente se unión a Lein y a Obrascon-OHL. El edificio cuenta con cuatro plantas con dotaciones que se han ido mejorando progresivamente desde que fue inaugurado en 2001
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