Estamos absolutamente convencidos de que José Manuel Soria no va a pasar a la historia de esta convulsa nacionalidad ultraperiférica como el político más honrado jamás parido aquí. Pero igualmente estamos seguros de que no inscribirá su nombre con letras doradas en la relación de intrépidos reporteros ejercientes en estos lares. Porque su papel como corresponsal de El Mundo en esta historia, en sustitución de su protegida Teresa Cruz, se está pareciendo cada día más a aquella penosa historia del Soriagate, ¿se acuerdan? cuando pagó con dinero de todos los canarios un reportaje en la revista Época para acusar de conspiración a la jefa superior de Policía y a este periódico. Fue Soria, como ha quedado ya acreditado, quien contó a El Mundo el 3 de diciembre que la juez Rosell había redactado la denuncia del salmón, y ha sido Soria el que ha acercado al periodista Fernando Lázaro una versión muy sui géneris de los acuerdos de la reunión de la Sala de Gobierno del TSJC de este lunes. Porque lo que ha publicado el periódico de los grandes escándalos de ayer y de hoy no sólo difiere de lo que han ofrecido todos los demás medios, sino que no se acerca lo más mínimo a lo que dice el comunicado del alto tribunal canario. Porque ese rapsoda del 11-M, del titadine, de la mochila, de la Kangoo y del caso Faysán sólo se ha fiado de esa fallida fuente que es Soria, que a su vez necesita un sonotone para entender lo que algún juez o jueza le chifló al oído. Voto secreto mediante.
Publicado en http://www.canariasahora.es/topsecret/ampliar/13522/
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