Soria se puso a partir de entonces a acechar a la juez Rosell, a esperarla en la bajadita, sabedor de que, dada la inveterada manía de su partido de meter la mano en la lata del gofio, algo le iba a tocar investigar a la magistrada. Y le tocó el caso Roldós, el escándalo del concurso de la hemodiálisis en dos hospitales de la provincia de Las Palmas. Bajo ningún concepto Soria podía permitir que una juez independiente, honrada y alejada de los fastos y las contaminaciones del régimen pudiera investigar un asunto con un recorrido judicial verdaderamente imprevisible. Y es entonces cuando se saca de la manga la autoría de la denuncia del caso salmón, que coloca en el periódico El Mundo sabedor de que en Canarias su crédito está agotado, que nadie le cree cuando se pone a explicar sus grotescas teorías de la persecución contra el PP. No contaba Soria con un acontecimiento que ni siquiera conocía su compadre Ruano: que la juez había denunciado ante el juzgado de guardia que su ordenador profesional había sufrido un extraño ataque un fin de semana de mediados de noviembre. Y lo que pretendía se convirtiera en un escándalo contra la juez, ha estallado de manera absolutamente espectacular en la cara de estos dos penosos compañeros de correrías. Porque por mucho que El Mundo se empeñe en sus mentiras, la juez no redactó la denuncia del caso salmón y, de propina, lo que se va a investigar es la seguridad de la informática que dirige José Miguel Ruano. ¿Cómo era aquello, Manolo, de la lana y el apacible trasquilar?
Publicado en http://www.canariasahora.es/topsecret/ampliar/13519/
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