El capítulo más novelero del borrador de medidas de restricción del gasto en la Administración canaria es el del uso del coche oficial, que se limita al presidente, al vicepresidente y a los consejeros del Gobierno. El resto de los altos cargos y de los funcionarios con derecho a usar estos medios de transportes estará a los coches que estén libres en cada momento. Además de parecer una boutade (a ver qué van a hacer con todo el parque móvil y los conductores de plantilla) en este borrador se propone hasta el establecimiento de un calendario para el mantenimiento de los vehículos, algo que debería ya estar en vigor, así como cursos de conducción eficiente para toda la flota de la Comunidad Autónoma, que incluye no sólo coches oficiales, sino los adscritos a seguridad y emergencias y a la Guanchancha. Resulta curioso observar cómo se descubren ahora las bondades de medidas como ésta, que se vienen aplicando de manera rigurosa en todas las empresas de transportes de nuestro entorno, incluidas las de las propias islas. Nada se dice en este capítulo del empleo de transporte público, como guaguas o taxis, por parte de los altos cargos de la autonomía, algo que llegó a sugerir el ex vicepresidente del Gobierno en una de sus tradicionales excentricidades pre electorales.
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