Pudiendo haber alternativa, hacer recaer el peso de la salida de la crisis sobre los hombros de los que menos tienen, de los más necesitados, de nuestros ancianos, de aquellos que todo lo dieron por nosotros, es, simplemente, infame.
Es infame que el gobierno de la nación haga perder poder adquisitivo a los pensionistas españoles y, por lo tanto, haga recaer sobre ellos una austeridad tan mal entendida como mal repartida.
Infame que la subida del uno por ciento a pensiones superiores a mil euros y del dos por cientos a las inferiores a esa cantidad, con una inflación del tres, les haga perder poder adquisitivo.
Infame cuando las pensiones españolas en términos de PIB, deflactando incluso la diferencia de poder adquisitivo, se encuentran aún lejos de la media europea.
Tan infame como ver cómo el Partido Popular incumple sistemáticamente su programa y en este caso, las apuestas eran si iba a cumplir la última promesa que le faltaba por incumplir: no reducir el poder adquisitivo de los jubilados españoles.
Infame porque el Partido Popular ha mentido diciendo que hacen lo mismo que Zapatero, cuando éste congeló las pensiones sólo un año, no las bajó en términos reales como propuso ayer el gobierno, recuperando entonces poder adquisitivo por ley.
Infame porque ocultan que Zapatero, durante su mandato, se revalorizó pensión mínima un 49%. O que la pensión de viudedad de mayores de 65 años aumentó un 37%. O que la pensión media se incrementó un 27%. Todo esto se les olvida cuando dicen que hacemos lo mismo.
Infame. Habiendo alternativa es infame. Tan infame como mentir. Suficientemente infame cuando se puede ser austero en muchas otras partidas. Infame por ser un fraude a la democracia. Infame por muchas razones. Infame por no respetar ni siquiera a aquellos que todo lo dieron por nosotros. En definitiva: infame.
http://www.diarioprogresista.es/infame-19652.htm
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