¿Cuál es la palabra de moda en España?
Bankia… La escuchas en la radio, en televisión, en el trabajo, en tus círculos
más íntimos e incluso ha llegado a ser trending topic en Twitter. Bankia se
encuentra en el punto de mira nacional y se ha convertido en el foco de atención
del ciudadano de a pie, lo cual es perfectamente comprensible ya que
tenemos a uno de los grandes colosos del sistema bancario español
haciendo malabarismos sobre una cuerda floja.
Bajo mi punto de vista el sistema financiero español pende
de un hilo llamado Bankia y mucho me temo que la estabilidad de este
depende de la suerte o desgracia de la entidad que ahora preside José Ignacio
Goirigolzarri. Tan grave es la situación de esta entidad que a cada
nuevo análisis-auditoría-mirada con lupa que se le hace el agujero a tapar se
agranda en unos pocos miles de millones. Tanto es así que incluso a día de hoy
dudo que se sepa exactamente qué es lo que pasa allí dentro.
Fusionaron varias entidades podridas, cada una con sus cuentos, sus historias y sus contabilidades confusas, pusieron a Rato a tirar del barco, pasaron los meses y el tufo del ladrillo hizo metástasis. Dudo que hoy en día exista auditor “independiente” (qué gracia me hace esa palabra) capaz de cuantificar lo que ahí dentro ocurre. ¿Qué dicen que necesitan 23.465 millones de euros? Así, a ojo, pues no pasa nada porque como no lo tenemos se lo damos en papelitos de deuda pública y ya lo cobrarán algún día.
Señores, hay que tirar de la cuerda y que caiga el que tenga que caer. A los Rato, Blesa, Fernández Ordóñez, ex ministros de economía y demás personajes responsables de esta carnavalesca situación hay que sentarlos delante de un Tribunal, coger la vara y que expliquen allí lo que ha pasado en Bankia. Nadie acaba teniendo deudas estratosféricas sin saber qué ha hecho mal y ellos no son diferentes a nosotros. Repite conmigo: no son diferentes a nosotros, y si lo son, es porque lo permitimos.
Lo que el Estado ha hecho para evitar una implosión financiera ha sido entrar con todo en la banca. Y lo peor de esto es que ha marcado el camino a seguir para próximas intervenciones: España necesita al menos entre 50.000 y 60.000 millones para sanear su sistema bancario y como no los tenemos ni tampoco podemos pedirlos prestados a un precio razonable hemos decidido engañar al mercado inyectando deuda pública directamente en los bancos.
Así, a groso modo, tocamos a aproximadamente un iPad por español, esto es, 457 euros. Incluyo hombres, mujeres, trabajadores, parados, pensionistas y recién nacidos en el cálculo. ¿De verdad tenemos que aguantar esta arrogancia y ver a los culpables de esta situación irse de rositas? Mucho Gibraltar español y mucho apoyo a la selección española de fútbol pero nos la meten doblada y no reaccionamos.
Fusionaron varias entidades podridas, cada una con sus cuentos, sus historias y sus contabilidades confusas, pusieron a Rato a tirar del barco, pasaron los meses y el tufo del ladrillo hizo metástasis. Dudo que hoy en día exista auditor “independiente” (qué gracia me hace esa palabra) capaz de cuantificar lo que ahí dentro ocurre. ¿Qué dicen que necesitan 23.465 millones de euros? Así, a ojo, pues no pasa nada porque como no lo tenemos se lo damos en papelitos de deuda pública y ya lo cobrarán algún día.
Señores, hay que tirar de la cuerda y que caiga el que tenga que caer. A los Rato, Blesa, Fernández Ordóñez, ex ministros de economía y demás personajes responsables de esta carnavalesca situación hay que sentarlos delante de un Tribunal, coger la vara y que expliquen allí lo que ha pasado en Bankia. Nadie acaba teniendo deudas estratosféricas sin saber qué ha hecho mal y ellos no son diferentes a nosotros. Repite conmigo: no son diferentes a nosotros, y si lo son, es porque lo permitimos.
Lo que el Estado ha hecho para evitar una implosión financiera ha sido entrar con todo en la banca. Y lo peor de esto es que ha marcado el camino a seguir para próximas intervenciones: España necesita al menos entre 50.000 y 60.000 millones para sanear su sistema bancario y como no los tenemos ni tampoco podemos pedirlos prestados a un precio razonable hemos decidido engañar al mercado inyectando deuda pública directamente en los bancos.
Así, a groso modo, tocamos a aproximadamente un iPad por español, esto es, 457 euros. Incluyo hombres, mujeres, trabajadores, parados, pensionistas y recién nacidos en el cálculo. ¿De verdad tenemos que aguantar esta arrogancia y ver a los culpables de esta situación irse de rositas? Mucho Gibraltar español y mucho apoyo a la selección española de fútbol pero nos la meten doblada y no reaccionamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario