Habrá que seguir intentándolo. Porque descartado el pelotazo en Gu-Güi o en la parcela del Estadio Insular, reabierto el caso de la presunta estafa en Hoya Pozuelo y devuelto al dominio público marítimo-terrestre el islote del Francés, al promotor inmobiliario Jaime Cortezo siempre le quedará la opción de pedir a su perro de presa que muerda a discreción. La decisión de Puertos del Estado y, por autoridad, del Ministerio de Fomento, de desafectar los terrenos y la lámina de agua de la zona de servicio del puerto de Arrecife, ha dejado al islote del Francés en manos de la Dirección General de Costas, y por lo tanto, sujeta al dominio público marítimo-terrestre contemplado en la Ley 22/ 1998. Esto, traducido al román paladino, significa que ese islote a está sometido al deslinde de Costas, que declara zona de protección una franja de terreno de cien metros tomada en consideración a partir de la mayor pleamar histórica, lo que reduce la zona de posible actuación urbanística a unos pocos metros cuadrados. Tan pocos que el negocio urbanístico que prevía el promotor Cortezo, apoyado en ocasiones por Dimas Martín (que le prometió autorizarle una torre de nueve plantas) y más recientemente por Cándido Reguera y Pedro de Armas (que le prometieron autorizarle una intervención emblemática con comercial, oficinas, aparcamiento y viviendas de alto standing), pasa a no ser rentable. Se esfuma el pelotazo.
Publicado en http://www.canariasahora.com/topsecret/ampliar/14351/
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