Nada como ser un mandarria. Para José Manuel Soria constituye un sello de honor que los dirigentes del PP estén imputados, bien por comportamientos relacionados con la corrupción (véase alcalde de Mogán o ex alcalde de Telde), o bien por tratar de estafar presuntamente a los miembros de la propia familia del imputado. Tal exaltación la proclamó el líder del PP canario el día que Sergio Tinguaro Falcón fue elegido democráticamente (por supuesto) presidente de Nuevas Generaciones de Canarias por la gracia de Dios y por lo graciosa que es esa organización, que se llevó por delante de manera inmisericorde al sector crítico que pretendía (¡qué horror, Leoncio!) presentar una candidatura alternativa. Soria auguró a Sergio Tinguaro "un futuro prometedor" por "ocupar las portadas de los periódicos" con el perverso afán de desprestigiarle (sic), cuando sólo se le imputaba en aquellos gloriosos momentos (febrero de 2009) el insignificante delito de extorsión sobre un familiar, y la tontería de pretender arrebatarle su casa a su propia abuela, mira tú qué nimiedad. Ahora es la fiscalía la que ensalza esas virtudes tan destacables del líder de las juventudes del PP canario, que será mucho más honrado cuando acceda a gestionar los fondos públicos. Eso si antes no lo condenan a dos años y medio de prisión y a otros más de inhabilitación, que es lo que pide el Ministerio Público.
Publicado en http://www.canariasahora.com/topsecret/ampliar/13536/
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